Ya vienen los Reyes

Tú, que me estás leyendo, si como yo fuiste niño en los años ochenta sabrás de qué te voy a hablar.
Con toda seguridad en estos días te sorprenderas a ti mismo tarareando aquello de: Las muñecas de famosa se dirigen al portal...
¡ Qué tiempos aquellos, cuántas ilusiones !
La noche más mágica del año se acerca, la noche de Reyes. 
Hoy los niños se vuelven locos con el catálogo de juguetes de algún gran almacén, marcando sin parar lo que quieren pedir a sus majestades. 
Pero yo, al igual que todos los que fuimos niños por aquél entonces en Puerto de Vega, tuvimos tanta suerte.
Fuimos tan afortunados.
Estos días anteriores al seis de enero eran absolutamente inolvidables. 
Os diré por qué. 
Por aquél entonces había en mi pueblo una muebleria, aún existe, que también era juguetería. Y todos los niños encargabamos allí nuestros regalos.
Después sin saber cómo, los Reyes Magos pasaban por allí en busca de todo lo que les habíamos pedido. Y a la mañana siguiente nos encontrábamos con nuestros juguetes favoritos, aunque mi madre solía engañarnos diciendo que no habían dejado nada. Bendita inocencia, qué alegría al descubrir un año más que sí. 
Pero como antes os comentaba la ilusión comenzaba en los días anteriores. 
Todos los niños del pueblo nos pasábamos aquellas tardes jugando delante del escaparate de la tienda. 
Daba igual si tenías ocho, diez o doce años, jugábamos juntos.
Algo que ahora por desgracia no se ve.
Cerrando los ojos aún puedo ver la escena; la entrada a la tienda, el olor de los juguetes, el color de aquellas tardes, los ojos ilusionados contemplando el juguete de nuestros sueños a través del cristal.
Estoy segura que al igual que yo todos los que lo vivieron lo recuerdan como uno de los mejores momentos de su niñez.
Qué suerte la de haber podido crecer en un pequeño gran pueblo, lleno de historia y de historias por contar.
El próximo cinco de enero dejaré de nuevo mis botas junto al árbol con la misma ilusión de aquella niña que contemplaba su Nancy favorita.
Volvamos a ser niños.
Porque de ilusión también se vive, porque es imposible vivir sin ilusión, no la perdamos nunca.
Volveré dentro de quince días para escribir la vida con un poco de azúcar.
Y ojalá mi querido Melchor, mi rey mago, el que me tocó por ser la mayor me haya dejado algo.
Gracias por leerme.

María José



Comentarios

Entradas populares de este blog

Palabras susurradas

Algo pasa con Sesé