Tan lejos y tan cerca

 Hoy es ocho de septiembre, día de Asturias, para los que somos de Puerto de Vega es el día de nuestra santina marinera, la virgen de la Atalaya. 

Pero hoy nada será igual, por primera vez desde hace más de cien años no saldrá de su capilla en procesión. No escucharemos el salve estrella de los mares, en el lugar de costumbre, mientras un nudo nos oprime la garganta y los ojos se nos llenan de lágrimas. Recordando a los que ya no están. 

Tampoco tomaremos el vermout en el campo de la Atalaya, ni se nos quemaran los hombros con el ardiente sol de final de verano.

No miraremos por enésima vez en el libro de las fiestas qué orquesta amenizará la verbena en el parque. 

No podremos acompañar mañana a nuestro marinero más veterano como se merece. Ni tomaremos el típico vino español después para luego acudir al parque y bailar en el tradicional baile de los casados, uno de mis momentos favoritos de las fiestas. 

Tampoco habrá mañana disfraces por la tarde ni cucañas en el muelle. Nadie nos dirá en la verbena aquello de:

¡ Mañana todos a la jira !

No caminaremos hacia Frexulfe vestidos de blanco impoluto un diez de septiembre. 

Y sin embargo creo que nos sentiremos más de Vega que nunca. 

Tampoco tengo yo hoy grandes palabras que expresen lo que siento, quizá, que ahora ya sabemos cómo es vivir un septiembre sin fiestas. 

Ojalá el próximo año todo vuelva, ojalá despertemos de esta pesadilla. 

Ojalá por siempre ¡Qué vivan las Telayas!


Hoy el día es radiante pero yo comparto esta foto que saqué la otra tarde en uno de mis paseos . Allí a lo lejos se ve la capilla de nuestra santina y creo que define cómo nos sentimos, tan lejos y tan cerca.





María José 




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