De este lado del silencio

 Hace dos meses que no escribo nada por aquí y, sin embargo, lo hago de manera más habitual que nunca, pero para mí, y quién sabe en un futuro. 

El mundo se ha llenado de ruido y yo, que padezco incontinencia verbal , me refugio en el silencio. Bendito silencio reparador, bendita paz que ofrece. Y así, en este silencio elegido, me convierto casi en un ser invisible. Porque hoy en día no eres nadie si no haces ruido. Da igual el motivo, lo que importa es hacer ruido,  hacerse oir, hacerse ver, cuánto más mejor. Parecer antes que ser. Y eso no me gusta, no me gusta nada. Por eso prefiero el silencio, en realidad siempre me he llevado bien con él. Será porque fui una niña huérfana cuando aún no tenía uso de razón y aprendí a vivir con el silencio. El silencio de la ausencia, del amor no conocido. Una parte de mí será eternamente silencio. 

Por eso escribo, para llenar los impensables e insoportables silencios de la infancia -así lo define Rosa Montero- y no le falta razón. 

Y en este tiempo tan incierto, de abrazos rotos, salgo a caminar en compañía de mi pasos vestidos de silencio. Y escucho la vida silenciada. Entonces pienso cuánto añoro el ruido cotidiano. Las risas de los niños al salir corriendo del cole, juntos, sin distancia y cogidos de la mano. Las reuniones improvisadas de vecinos, en la escalera, en la tienda de barrio, los saludos espontáneos con achuchón incluido, la música. Sobre todo la música. Bendita música. 

Si me preguntasen qué es lo primero que me gustaría hacer cuando termine la pandemia, no duraría en responder, bailar. Bailar y cantar a pleno pulmón en una verbena, en el parque de mi pueblo. Bailar hasta no poder más, cantar hasta quedarme sin voz.

Llevaba varios días con estas palabras dando vueltas en mi cabeza cuando una amiga me pasó uno de esos mensajes bonitos a través del wasap, parecia haberme leído el pensamiento, decía algo así: Apaguen el mundo y enciendan la música. El alma quiere melodía, no ruido...

Exacto, por eso me refugio en el silencio, para huir de ese ruido de sabelotodos, embaucadores y falsas apariencias. Y creédme, a estas alturas de mi vida nada quiero parecer, tan solo quiero ser. Cada día más pequeña, y con más ganas de aprender ( las rimas me salen sin querer 😅 )

 Mientras tanto, escribo, de este lado del silencio. 


María José 







Comentarios

  1. ¡Me encanta! Todas y cada una de las palabra de tu escrito. Ya decía el título de aquella canción; «Los sonidos del silencio». Pero cuando echamos de menos los ruidos que nos gustan...

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    1. Muchas gracias por leerme, y por comentar, y sí, cuánto se echan de menos algunos sonidos. Volverán, como vuelve siempre la vida.

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  2. Gracias por poner las palabras a los que más como tu sentimos. Transmites y haces reflexionar, enhorabuena, me encanta como escribes.

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    1. Muchísimas gracias, ahora lo veo. Gracias por leerme, un abrazo bien fuerte.

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