La caja de las fotos


Hacía mucho que no abría la caja de las fotos de mamá. La que yo misma le compré para que no anduviesen desperdigadas por los cajones. 

Tantas veces como la abro, otras tantas me derrumbo. Porque ahí dentro, en esa caja blanca y negra como las fotografías que guarda, sigue viva.
Hoy tenía que hacerlo, hoy es diecisiete de febrero y han pasado ocho años sin ti mamá.

He querido en numerosa ocasiones ordenarlas, ponerlas en un álbum, pero al final el tiempo pasa y siguen ahí. Ya no tengo intención de hacerlo. Me gusta saber que están en la caja, junto a otras muchas cosas tuyas, como los rosarios, las estampas o las cartas que papá y tú os escribíais. Qué distintas vuestras letras.
La tuya grande, grandísima, a imagen y semejanza de tu corazón. Y la de papá, tan artística, tan bonita decías siempre.
Papá escribía como si al hacerlo tallase en la madera que era su vida. Hay poesía en su letra.

Muchas cosas han pasado desde que no estás mamá. Te echamos de menos, sobre todo ahora en carnaval, con lo que te gustaba. Hoy estarías pensando en hacer frixuelos y chocolate.
Hoy es viernes de carnaval y he abierto la caja para que vuelvas un poco a la vida a través de las fotos.

Hoy no estás aquí y sí estás, siempre lo estás.


Llevo tu medalla al cuello, aquella que tan grande me parecía entonces. Y que hoy, me abraza.


María José

 


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