Más pequeña era mi casa


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, decía Machado, la mía lo son de un patio muy pequeño. Donde jugaba y soñaba.
Donde las gallinas paseaban a sus anchas. 
Y si el patio era pequeño más pequeña era mi casa. 
Unas pequeñas escaleras conducían a la entrada, a la derecha la cocina, a la izquierda la habitación más grande. En el centro del pasillo un baño diminuto, sin ducha ni bañera. Y otras pequeñas escaleras de madera subían al piso de arriba, a la izquierda de estas un desván oculto tras una puerta en la pared empapelada al estilo  años ochenta. En un descansillo había una cama y creo recordar que otro pequeño hueco se ocultaba en esa pared. 
Por último al lado estaba la habitación donde dormía con mi hermana mediana. Abuardillada, con una ventana a la que podías asomarte si te subias a la cama. 
Verdaderamente aquella habitación era perfecta para dejar volar la imaginación. 
Todos conocían la casa como el molino, porque allí existió uno muchos años atrás del que todavía quedan ruinas. Recuerdo haber visto la piedra de moler.
Y si había un molino eso quiere decir que cerca había un río, el río chocolate, el río de mi vida. 
Un poco más abajo de la casa se encontraba y aún se encuentra el lavadero, donde todas las mujeres del pueblo lavaban la ropa no hace tanto. 
¡ Ay si Almodóvar hubiese estado allí ! Cuánto material habría sacado para una de sus películas. 
A mí también me tocó lavar lo suyo.
En mi casa, que no era nuestra, también había huerto. Dos, para ser más exacta, el huerto de arriba y el huerto de abajo. Aunque el de abajo casi siempre estaba lleno hortigas ¡ Cuántos hortigazos nos llevamos !
En la parte baja de la casa, la bodega, donde dormían las gallinas y también muchos de nuestros juguetes. No es de extrañar que algunos estuvieran roidos por los ratones que entraban desde el río. 
En el verano de 2018 hice un reto de escritura que consistía en escribir un poema al día durante el mes de agosto, siguiendo unas pautas, uno de esos días había que escoger una palabra y escribir sobre ella.
Yo no lo dudé, mi palabra era casa.
Y de ahí nació mi poema Más pequeña era mi casa. 
Los que la conocieron saben de qué hablo, saben que esas pocas palabras encierran un mundo. Mi pequeño gran mundo de entonces. 
Gracias por leerme. 

María José 








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