Parar para escuchar

Hoy no tenía pensado publicar nada porque los días del puente pasado han sido de mucho trabajo y todavía arrastro el cansancio.
No es nada fácil a veces encontrar un hueco para escribir, aunque cuando no lo hago mi cabeza no para de atormentarme:
- ¡Deberías estar escribiendo!- me dice la voz interior.
Y para acallarla lo único que puedo hacer es obedecerla.
Había decidido dejarlo para el siguiente viernes, total qué podía pasar, nadie echaría de menos mis pequeños textos. Quizá mis amigos y algún seguidor fiel.
Pero como escribir es mi válvula de escape al final me ha parecido que lo mejor era hacerlo precisamente sobre eso. Sobre la importancia de parar.
Porque a veces lo mejor que podemos hacer es precisamente no hacer nada.
Dejarnos llevar por lo que nuestro cuerpo nos pide, de una manera u otra, siempre lo hace. Solo hay que pararse y escucharlo, atentamente, en medio de todo el ruido que nos rodea.
El año se va terminado y yo siento que me he entregado tanto a tantas cosas y personas que ahora lo más necesario para mí es descansar.
Y escucharme, y reencontrarme.
Esto no quiere decir que me haya cansado de escribir, todo lo contrario, por eso al final me he puesto a hacerlo.
Porque escribir me da la vida, siempre.
Quizá mi cansancio sea más emocional que físico, quizá aún estoy asimilando todo lo vivido en los últimos meses.
Por eso esta tarde me he limitado a escucharme y a descansar.
Mientras miro como mi gato plateado Silver duerme a mis pies.
Relajado, acurrucado y feliz.

María José




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