Entradas

Imagen
La caja de las fotos Hacía mucho que no abría la caja de las fotos de mamá. La que yo misma le compré para que no anduviesen desperdigadas por los cajones.  Tantas veces como la abro, otras tantas me derrumbo. Porque ahí dentro, en esa caja blanca y negra como las fotografías que guarda, sigue viva. Hoy tenía que hacerlo, hoy es diecisiete de febrero y han pasado ocho años sin ti mamá. He querido en numerosa ocasiones ordenarlas, ponerlas en un álbum, pero al final el tiempo pasa y siguen ahí. Ya no tengo intención de hacerlo. Me gusta saber que están en la caja, junto a otras muchas cosas tuyas, como los rosarios, las estampas o las cartas que papá y tú os escribíais. Qué distintas vuestras letras. La tuya grande, grandísima, a imagen y semejanza de tu corazón. Y la de papá, tan artística, tan bonita decías siempre. Papá escribía como si al hacerlo tallase en la madera que era su vida. Hay poesía en su letra. Muchas cosas han pasado desde que no estás mamá. Te echamos de menos, sobre

Palabras susurradas

Imagen
El otoño avanza con su sinfonía de color. Pronto será mi cumpleaños y habrá pasado de nuevo la vida, y yo con ella. Y quiero vivirla, exprimirla, disfrutarla. Que no se vaya antes de tiempo, que no me acostumbre, que nada de por cierto, que mi corazón siga latiendo. Escribo, y mientras lo hago, el viento del norte susurra, otros octubres, otros otoños, otros temores. Otra vida que ya pasó. Hojas, ocres, viento, recuerdo, nostalgia, poesía, amor, melancolía. Soy un alma de otoño, una melodía que busca su letra. Una flor asustada, un gato mimoso que saca las uñas para despistar, para no ser herido. Me tiembla la mano, se me cansa al escribir. La letra empeora, pero sigo siendo yo. Aquí y ahora. No hay más. Aquí y ahora, escribiendo la vida.  Es lunes, es octubre, es otoño y es un momento de reflexión. Calma, calma, calma. Y estas palabras susurradas. María José     

De este lado del silencio

Imagen
 Hace dos meses que no escribo nada por aquí y, sin embargo, lo hago de manera más habitual que nunca, pero para mí, y quién sabe en un futuro.  El mundo se ha llenado de ruido y yo, que padezco incontinencia verbal , me refugio en el silencio. Bendito silencio reparador, bendita paz que ofrece. Y así, en este silencio elegido, me convierto casi en un ser invisible. Porque hoy en día no eres nadie si no haces ruido. Da igual el motivo, lo que importa es hacer ruido,  hacerse oir, hacerse ver, cuánto más mejor. Parecer antes que ser. Y eso no me gusta, no me gusta nada. Por eso prefiero el silencio, en realidad siempre me he llevado bien con él. Será porque fui una niña huérfana cuando aún no tenía uso de razón y aprendí a vivir con el silencio. El silencio de la ausencia, del amor no conocido. Una parte de mí será eternamente silencio.  Por eso escribo, para llenar los impensables e insoportables silencios de la infancia -así lo define Rosa Montero- y no le falta razón.  Y en este tiem

Guapa pa tar en casa

Imagen
 Hace ya un tiempo me pregunté a mí misma (sí, soy de esas que hablan solas, también lo hacía mi madre y me parece algo muy sano para uno mismo) a ver Mariajo, con sinceridad ¿cuál es la prenda que más utilizas?  No lo dudé -el mandil- me respondí, no sé cocinar sin él, y voy del mandil de mi cocina al de mi puesto de trabajo.  La conversación continuó.  -Y entonces, ¿por qué aún no tienes uno bonito? - Tienes toda la razón, como casi siempre, debería hacerte más caso. Ya estoy cansada de los mismos mandiles de bazar, con vaca o gallina, ahora necesito ponerme guapa " pa tar en casa ". Necesito algo especial y único. Entonces caí en la cuenta de que tengo una amiga que además es un hada, y se pasa el tiempo entre costuras, como en la novela. Qué bonito eso de coser y cuánto se parece a escribir. No en vano la palabra texto proviene del latín y significa tejido. En un tejido entrelazamos filamentos, y en un texto lo que entrelazamos son palabras. Quizá por eso tejo tanto últim

Mi cuento de Navidad

Imagen
Este no es un cuento de Navidad, este es mi cuento de Navidad. Me llamo Nicolás, nací el 6 de diciembre de 2012, de ahí mi nombre. En nuestra familia hubo siempre la tradición de bautizar según la onomástica. Menos mal que no nací el día de San Pancracio, imagínate.  Fui un niño muy feliz, hijo de padres que aún se miraban con amor verdadero tras años de matrimonio, y con una hermana dos años menor a la que quería y quiero con locura. Zoe llegó con síndrome de Down, algo que para mí es puramente anecdótico. Ese cromosoma de más quizá sea también el responsable de su magia.  El año en que cumplí ocho la Navidad fue muy diferente, nunca olvidaré el diciembre de 2020. Aquel año no pude celebrar el cumpleaños con mis mejores amigos. Un maldito virus irrumpió en nuestras pequeñas vidas. Al principio parecía que no llegaría a nosotros, había comenzado en China y lo veíamos tan lejano, pero vaya si llegó.  La vida que hasta entonces conocimos cambió de forma irremediable. Estuvimos casi tres

2021, devuélvenos los abrazos rotos

 2021, no sé cómo dirigirme a ti: Aún falta algo más de un mes para que te vayas, pero he decidido escribirte. El año pasado por estas fechas muchos ya deseábamos escribir la Navidad y prepararnos para el 2020. El que más y el que menos imaginaba que sería una década especial, unos nuevos locos años veinte. Y vaya si iban a ser locos, nunca imaginamos cuánto.  El año se nos ha ido volando sin haberlo vivido como quisiéramos, ha sido más efímero que nunca, porque nosotros hacemos planes y la vida se encarga de cambiarlos a su antojo. Y no nos queda otra que adaptarnos y continuar. La vida es cambio, siempre.  Por eso no sé cómo dirigirme a ti, lo único que te pudo decir es que a pesar de la incertidumbre que nos rodea, espero y deseo no dejar de soñar, ni de creer en la serendipia de la vida. Esa que tantas veces me visita, cuando menos lo espero. Espero no perder nunca  la empatía, algo que aprendí de mi abuela, una mujer fuerte que perdió dos hijos, un marido y una nieta. Y casi siemp

Algo pasa con Sesé

Imagen
 A estas alturas yo ya no sé quién soy, me han ocurrido tantas pequeñas cosas en el tiempo que he estado sin publicar, nada excepcional, bueno un poco quizá. Lo primero y más importante, he recuperado las palabras, no es que las hubiese perdido tan solo se me habían atascado. Nada mejor que ignorarlas para que ellas solitas vuelvan.  Este desastre tecnológico que soy tuvo problemas con su cuenta de gmail y a punto estuvo de perder el blog. Por eso ya había buscado un nombre nuevo: algo pasa con Sesé, ya sabéis que amo el cine y que es una de mis mayores inspiraciones. Apunto estuve también de participar en un rodaje en el mes de octubre pero ¿quién me mandará medir uno sesenta y poco? Otra vez será, no pierdo la esperanza. ¿Recordáis la carta a mi madre que publiqué por aquí? Cuando la escribí la envié a un programa de radio, pero no sabía que la habían leído, y que al hacerlo, gracias a la magia de las palabras, personas muy queridas me reencontraron. Uno nunca puede llegar a saber el