Mi querida Josephine March

Siempre digo que si me preguntan para qué escribo diré que lo hago para llenar vacíos y vaciar temores. Escribir para vivir.
Y si tuviera que decir el porqué retrocederia a la niña que fui. 
Una niña que siempre amo las palabras, que siempre soñó con escribir y creció rodeada de historias. 
Las historias que contaba mi madre, las que nos contaban sus amigas cuando venían a casa, las que mis hermanas y yo nos inventabamos con las nuestras. Muchas de ellas de miedo.
Todo ello además siendo niña en los años ochenta, sin tener muchos juguetes, los justos.
Yo nunca tuve una bicicleta, recuerdo haber aprendido a andar en la de una querida amiga. Por las calles de mi pueblo y ¡ sin frenos !
Pero así era la vida entonces, unos años en que los niños disfrutábamos de jugar en la calle a todas horas.
He pasado media vida en el parque de mi pueblo, Puerto de Vega, que por aquel entonces era más bien un bosque. Cuánto nos gustaba subir a los árboles o jugar dentro de el estanque que un día tuvo patos. Yo no los recuerdo.
Teníamos tan pocas cosas que nuestra imaginación era desbordante.
Además, mi casa era muy pobre pero estaba llena de libros y ya sabemos que todo está en los libros. 
Tantas historias me acompañaron: Oliver Twist, Mis cuentos de hadas, Heidi, Cuentos de Perrault,  de Andersen, Platero y yo, Enid Blyton, Mujercitas...
Mi historia favorita, Mujercitas, para mí mis Mujercitas eran y siempre serán mis hermanas.
Al igual que las protagonistas de la novela, así de unidas estábamos nosotras, con nuestras peleas también cómo no.
Es curioso porque yo he tenido siempre muchísima memoria pero creía que no habíamos tenido ese libro, creía que conocía la historia solamente por las película que tantas veces he visto y que todos los años antes de Navidad lo vuelvo a hacer.
Y sí, claro que lo teníamos, me  lo recordó hace poco una amiga. Lo que ocurre es que era de una de mis hermanas y por eso yo no lo conservo sino ella.
Hace una semana me han regalado una preciosa edición de la historia y no me puede gustar más.









Porque al igual que muchas otras mujeres, yo escribo por culpa de Jo March. Siempre quise ser como ella, además de compartir casi el nombre.
Josephine March, a mí me pusieron María José por mi abuela paterna que se llamaba Josefa.
Aunque yo no era intrépida, todo lo contrario, era una niña tímida y miedosa pero muy payasa. Y como Jo también me inventaba otros mundos a la hora de escribir, sin darme cuenta que la historia más hermosa podría ser la mía propia.
Todos tenemos una historia que contar si somos capaces de hacerlo.
Abriendo el libro al azar me encontré con una frase de Jo que respondía a su hermana Meg, esta le había dicho que noviembre era el peor mes de el año.
A lo que Jo contestaba:
- Será por eso que nací en noviembre.
Al igual que yo, no lo recordaba, noviembre, mi noviembre.
Como mi poema, Porque nací en noviembre. 
Mi querida Josephine March:
Gracias por ser mi inspiración, no dejaré de escribir mientras sienta la necesidad de hacerlo porque escribir me ayuda a vivir.

María José






Comentarios

Entradas populares de este blog

Palabras susurradas

Algo pasa con Sesé

Navidad de verdad